sábado, 5 de mayo de 2012


Me gustaría...
Mirarte, mil y más veces,
ya no solo verte,
sentirte, notarte, enamorarte...
Me gustaría...
abrazarte, acariciarte,
que me abraces,
que me acaricies...
Me gustaría...
besarte, amarte,
todo eso quisiera darte.
Me encantaría...
me encantas.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Silencio.

Silencio,
no hagas nada,
silencio,
dirígeme tu mirada,
silencio,
ahora escúchame,
pero no hagas nada,
silencio,
solo abrázame,
silenciame...

martes, 27 de diciembre de 2011

Pasión...

Ven, acércate, mírame... Ofréceme tu cuerpo, pues yo te ofrezco el mio. Desnúdame con tu sonrisa, y haz tú lo mismo con la mía. Fundámonos en un manto cálido de deliciosas caricias. Bésame, vuélveme a besar, hazlo una y otra vez, sin cesar, y yo te besaré también. Cierra los ojos y no pienses en nada, tan solo en este momento, nuestro momento. Ahora ábrelos, dime que ves, dime si estoy, dime si quieres que me quede o si me voy...

jueves, 8 de diciembre de 2011

Soy este momento.

Toda la vida esperando,
...un momento,
todo un camino pensando,
...¿qué momento?
Todo un día maldiciendo,
...ese momento,
toda una semana buscando,
...dicho momento.

Tal momento no existirá,
pues  tampoco existió.
Tal momento no ocurrirá,
pues tampoco pasó.
El momento es este mismo,
mientras escribes,
el momento eres tú mismo,
mientras vives.


miércoles, 7 de diciembre de 2011

|...|

Dulce como una luna de miel,
como un  beso acaramelado.
Suave como  un abrigo de piel,
como un brillante pelo alisado.
Ardiente como el sol de poniente,
como un día de verano en diciembre,
Frio como un día de invierno en abril,
Feliz, como un alma junto a otra,
 deambulando por las calles de París... 

martes, 6 de diciembre de 2011

Me llamo tú, y esta es tu historia:
Abres los ojos, desconectas el despertados, vuelves a cerrarlos porque eres incapaz de enfrentarte a otro día semejante al de ayer y al mismo del de la semana pasada. Una vez que decides levantarte, abres la misma puerta de todos los días, el mismo movimiento con la manivela de la puerta de tu dormitorio. Después sales al pasillo en dirección al cuarto de baño, te miras al espejo, bajas la mirada y vuelves a mirarte. Ves a esa persona apagada, triste, y melancólica de todos los días. Te consideras una persona muy rutinaria e infeliz, por eso te das cuenta de que la vida es demasiado corta para vivirla siempre de la misma manera. Te dispones a cambiar, a cambiar tus hábitos, tu forma de vida, y tu manera de vivir. Finalmente, en tu dormitorio, te vistes lentamente, te miras en el espejo de tu armario y te dispones a salir a la calle. Sales a ella con una agradable sonrisa acompañándote, saludas a todo el mundo, incluso a personas que ni siquiera conocías... es ridículo, pero te sientes feliz, y estas agusto. Pasa un rato, y llegas a tu oficina, subes las escaleras, ves a tus compañeros de trabajo, los saludas, y les sonríes. Ellos se extrañan al ver que hoy has sonreído ya que todos los días llegas muy apagado. Llegas a tu escritorio de la oficina y te la encuentras vacía, solo queda una caja con tus cosas y una carta a su lado que dice textualmente: - Quiero verte a las 09:00h en mi despacho.- Tú, desconcertado, haces caso a la carta y vas al despacho de tu jefe. Abres la puerta y te lo encuentras sentado frente a ti con una mirada que inspira de todo menos confianza y seguridad. Te sientas y de un momento a otro te cambia la cara por completo. Te han despedido. Con las mismas, recoges tus cosas y te marchas de la oficina. Sales a la calle y está lloviendo a raudales. Caminas... caminas... y sigues caminando. No te importa que te estés calando de agua, solo piensas en que has perdido tu trabajo y que tu cuenta bancaria está casi desierta. Sigue lloviendo, esta vez aún más fuerte. Mientras caminas suena tu teléfono, es una llamada del hospital. Descuelgas el teléfono, el médico te comunica que tu padre, el cual estaba ingresado tras un infarto, está en estado crítico. Cuelgas el teléfono, y lo lanzas contra el suelo destruyéndolo en mil pedazos. Estas pálido, pero aun así sigues caminando, una lágrima cae por tu mejilla lentamente. La lagrima cae al suelo junto a un charco de agua. Tu lagrima no es nada comparada con ese gran charco. Continuas andando, y se te despierta una sonrisa. Vuelves a sonreír, aunque no sabes muy bien por qué. Al rato, el sol inunda las calles mojadas y el arcoíris aparece tras las nubes. Sigues caminando y de repente encuentras a un hombre en mitad de la calle, vas corriendo hacia donde está, y repentinamente cierras los ojos y ves una luz blanca a la que te diriges. Más tarde abres los ojos, estas en el hospital. Ves como se acerca el médico con tu informe, estas asustado, y el médico te tranquiliza. Luego, el médico te informa de que has tenido mucha suerte, te dice que si no hubiera sido por un hombre que vestía un traje negro empapado no hubieras sobrevivido. Ese hombre te salvó la vida. El médico, al darte la noticia, se marchó. Tú te quedaste sorprendido tras lo que te había dicho. Tras un mes de recuperación en el hospital, llegas a tu casa. Todo sigue como estaba, las cosas en su sitio, todo normal. Duermes, y al día siguiente despiertas, parece un día cualquiera, como siempre. Sales al pasillo en dirección al dormitorio, te miras en el espejo y ya no ves a esa persona apagada, triste y melancólica. Ahora ves a una persona positiva, alegre y feliz, ves a la persona que siempre has querido. Piensas que no sabes cómo has sobrevivido, pero tampoco le das mucha importancia. Vuelves a mirarte en el espejo, le sonríes. Ves a alguien nuevo, te ves a ti.